El de los perros
Nunca he hablado en mi blog de este personaje al que algunos me habréis oído nombrar de viva voz, pero hoy he creído conveniente dedicarle al menos un artículo. Veremos si con el tiempo se merece una sección completa (espero que no).
“El de los perros” es mi jefe más próximo. No es “el gran jefe” (conocido como “Fantástico”) pero tiene el poder supremo de “sacar a los perros” cuando él quiere. También es conocido como “el de la puerta”, por su poder para dar puerta a quien y cuando quiere.
Es un hombre con cara de bonachón (o al menos eso pensaba hasta ahora) de esos que podría ser perfectamente tu padre o tu tío.
Mi relación con él siempre había sido de lo más cordial. E incluso le había sacado la cara cuando alguna persona hacía algún comentario negativo, alegando que conmigo siempre se había portado bien.
Y yo que siempre he sido una persona pacífica (¿?) y con mucha paciencia, ante las informaciones que me llegaban acerca de mi predecesora, aguantaba estoicamente en mi lugar, sin hacer descansos (los cuales me corresponden y no me pagaban como extra si no los hago) y casi sin levantarme al baño.
Reconozco que me he relajado en el trabajo; no en el cumplimiento (que creo, sigo haciéndolo como el primer día) sino en la actitud. Ahora procuro disfrutar más de los ratos de descanso, los de las comidas… y los ratos que me voy a fumar (vicio que en realidad no tengo, pero aprovecho el momento para estirar las piernas… que las varices se resienten).
Y yo creo que es eso lo que realmente le importa, que disfrute.
Pues bien, hoy tras mi cuarto de hora sagrado de café (y contemplado como tal de 9 a 9:15h) me dirigía yo a mi lugar de trabajo y lo encuentro esperándome apretando los labios y resoplando (suavemente) por la nariz.
Al ver que ya volvía a ocupar mi sitio vacío comienza a moverse rumbo a las escaleras, supongo que para asistir a alguna reunión… digo.
Y cuando ya está dándome la espalda me dice: “Virginia, no me descuides los horarios, no me descuides los horarios”
Miro el reloj y eran las 9:16h.
“Yo he vuelto con la sirena” replico. Noto un calor angustiante y una rabia que me acelera el pulso.
¡¡A ver si encuentra otra más esclava que yo, que se queje menos que yo, que asuma cada día nuevas tareas (o nuevos marrones) y que cobre lo mismo!!El de los perros está pasando de tener cara de hombre bonachón a carnicero de Milwaukee, escondido en las escaleras o detrás de una esquina, sigiloso, al acecho de su víctima.
Hasta se permite el lujo de opinar sobre mi flequillo… ¡él que no tiene un pelo de tonto!
Como he dicho, espero no tener que crear una sección completa para él.
5 comentarios
niña gusana -
niña gusana -
Y es que me llegó un chivatazo (gracias a mi informadora) de que esto no era sino una caza de brujas que venía de los altos cargos, que iban a empezar a controlar los tiempos de descanso.
Así que, de algún modo tengo algo más que agradecerle al de los perros.
Espero que la caza sea para todos igual...
Y yo sigo con mis paranoias, así que el Lunes borraré este artículo... jeje
anro -
Aunque parezca pelota sigo carcajeándome con tu simpática y refrescante forma de escribir.
Un besote de padrazo.
niña gusana -
Pero es que tenía que desahogarme!
Valencia, mi jefe es, en el fondo, un buen jefe... pero supongo que eso es parte de su trabajo. No es un puesto agradable...
Y respecto a si estaría o no........ Aish, no puedo imaginármelo en esos momentos. Es como los padres... que no te los imaginas así más que dos veces en su vida: cuando me concibieron a mí y cuando concibieron a mi hermana... jajajajaja
valencia -